Hay dos tipos de socialistas, indistinguibles por sus palabras o acciones:
Aquellos que en el interior de su corazón desean honestamente el bien para sus congéneres y creen por tanto que sus medidas sirven a tal fin: Son generalmente los «militantes de base»; soñadores con buenas intenciones.
Y aquellos que a pesar de ser conscientes de que sus medidas generan sufrimiento y muerte, aún así las defienden públicamente e intentan llevarlas a la realidad: Son generalmente los capos del partido, pues ninguna persona con buen corazón puede ascender dentro de un partido político.
De donde se deduce que el Diablo, según Goethe, es socialista: